¿Qué le aporta la agroindustria a la economía argentina?

«El sector primario y las cadenas agroindustriales y agroalimentarias argentinas se erigen como un sector fundamental en la economía argentina», así lo definen los investigadores en el último informe de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la BCR.

Con una tradición que se remonta a tiempos precolombinos, este amplio universo engloba actividades agrícolas, ganaderas, forestales, pesqueras, frutihortícolas, entre otras economías regionales. Además, la agroindustria incluye a la comercialización e industrialización de sus productos para abastecer las necesidades de una creciente población mundial. El agro se erige como el medio de vida de gran parte de la población argentina, siendo un creador de trabajo con una visión federal.

El cuidado del suelo, la búsqueda de nuevos y mejores modos de producir y la adopción de tecnología caracteriza la actividad de estos cientos de miles de habitantes que a lo largo y ancho del país permiten generar los bienes necesarios para cubrir las necesidades alimentarias y farmacéuticas, entre otras, para millones de personas en todo el mundo. El presente artículo busca cuantificar cuál es el aporte que hace la agroindustria a la economía argentina en impuestos, empleo, ingreso de dólares, actividad económica y valor agregado, entre otras.

I. El campo y las cadenas agroindustriales y agroalimentarias aportaron 1 de cada 5 pesos recaudados por el Estado Nacional en el 2020, por un total de $ 1.500 millones o US$ 20.940 millones.

En el año 2020 el campo y las cadenas agroalimentarias y agroindustriales en nuestro país/1 generaron una recaudación tributaria para el Estado Nacional de $ 1.474.788 millones, según estimaciones propias. Ello equivale a US$ 20.940 millones tomando el tipo de cambio oficial promedio para dicho año. Considerando que la recaudación anual reportada por la Administración Federal de Ingresos Públicos totalizó $ 7,2 billones en el 2020, el campo y las cadenas agroindustriales habrían representado un 20,4% del total, es decir, 1 de cada 5 pesos ingresados a las arcas del Estado Nacional.

De esta manera, el sector permanece en su rol clave para el sostenimiento de las finanzas públicas, manteniendo la misma proporción sobre el total recaudado estimado para el año 2019 (Informativo Semanal N° 1973 – 25 de septiembre de 2020). Cabe aclarar que este cálculo no incluye a los impuestos recaudados por las jurisdicciones provinciales ni municipales, sino que sólo abarca la recaudación del Estado Nacional.

El impuesto de mayor incidencia dentro de la tributación del sector es, al igual que en el 2019, el IVA, que representa el 32,3% del total aportado por el sector. Ello es, $ 476.297 millones. Le siguen los Aportes y Contribuciones de la Seguridad Social, que explican $ 332.226 millones, equivalente a 22,5% de la recaudación total. El tercer puesto del podio lo cierran los Derechos de Exportación, explicando el 22,5% el total recaudado, unos $ 331.506 millones.

Un aspecto notorio es la caída en los Derechos de Exportación, tanto en términos absolutos, como tomado como proporción sobre el total recaudado respecto del año 2019. En aquel entonces, los DEX representaron el 31% del total aportado por el sector ($358.070 millones), considerablemente por encima del 22,5% estimado para el 2020 ($ 331.506 millones). Esto se debe a la forma en que las “retenciones” son liquidadas. Independientemente de cuándo sean efectivamente exportados los distintos productos, los DEX se pagan a los 5 días de declarada la venta al exterior. En el año 2019 ocurrió que, ante la incertidumbre política causada por el año electoral, se registró un elevado volumen de Declaraciones Juradas por Ventas al Exterior (DJVE) de mercadería de la cosecha nueva, es decir, por adelantado, lo cual “infló” la recaudación por DEX para aquel año. Pero también tuvo otro efecto, el de reducir el volumen de DJVE para el 2020 (dado que gran parte de la mercadería ya se había vendido anticipadamente), y, consecuentemente, reducir la recaudación por derechos de exportación.

A pesar de esta caída en la recaudación por DEX, la participación del campo y las cadenas agroindustriales y agroalimentarias en la recaudación del Estado Nacional se mantiene en igual proporción a la del año 2019. Esto se explica por el incremento en la participación del Valor Agregado Bruto (VAB) del sector sobre el VAB nacional que tuvo lugar en el 2020.

La irrupción de la pandemia y las medidas de restricción a la circulación impuestas para frenarla decantaron en una fuerte caída en la actividad económica. Sin embargo, al ser consideradas esenciales, las actividades relacionadas al campo, la elaboración y el comercio de alimentos no experimentaron un derrumbe de la magnitud que sí exhibió el resto de las actividades. Según datos del INDEC, el VAB nacional en pesos corrientes creció 15,7% entre 2019 y 2020. Sin embargo, el VAB del sector (producción primaria, producción y comercio de alimentos, transporte, servicios conexos y producción de maquinaria agrícola) en pesos corrientes creció 37% en el mismo período. Esta mejor performance relativa llevo a un incremento en el peso del VAB del sector sobre el VAB nacional, que pasó de 19,5% en 2019 a 23,1% en 2020.

Por último, en el siguiente cuadro se muestran los principales resultados obtenidos en nuestras estimaciones en una tabla resumen, que permite distinguir el impacto para cada eslabón por cada tipo de tributo.

II. El 18,5% del empleo privado en Argentina está vinculado a las cadenas agroindustriales. Así, casi 1 de cada 5 puestos de trabajo son directa o indirectamente creados por el sector primario y sus industrias relacionadas.

El total de empleo estimado generado por las cadenas agroindustriales y agroalimentarias en el 1er trimestre de 2021 fue de 3.139.108 puestos de trabajo, lo que significa el 18,5% del empleo privado del país. De este total, 1.281.079 personas (el 41%) están empleadas en el sector primario, 1.108.101 lo están en el sector secundario (el 35%), 512.517 (el 16%) en el comercio mayorista y/o minorista de productos alimentarios y 237.411 (el 8%) personas están empleadas en el transporte de cargas.

Además, otro aspecto interesante de analizar es qué proporción del empleo representan dentro de cada uno de los sectores de actividad económica informados por el INDEC. De la producción primaria, el 93% de los ocupados corresponden a las cadenas agroindustriales y agroalimentarias. Del sector manufacturero, el 44% del empleo del está relacionado a los complejos agroindustriales, mientras que el 14% del empleo en el comercio mayorista y minorista es atribuible a las cadenas agroindustriales. Por último, el 21% del empleo en el sector transporte está asociado directa o indirectamente a las cadenas agro.

III. Dólares genuinos: la agroindustria generó el 70% del ingreso de dólares al país en el 2020, la participación más alta en más de 30 años.

Hace décadas el agro viene haciendo punta en las cuentas externas argentinas, recogiendo los frutos de sostenidas inversiones en tecnología y desarrollos productivos. En este marco, los diversos complejos del agro disponen de una fuerte competitividad externa, lo que las convierte en cadenas productivas muy resilientes a las diversas tempestades que emergen en el mundo globalizado.

En los últimos años, la participación de los complejos agroindustriales en las exportaciones ha crecido sostenidamente de la mano de un progresivo crecimiento en la producción primaria y de manufacturas de origen agropecuario, al tiempo que cayeron las exportaciones de manufacturas de origen industrial. En el 2020, la participación conjunta de los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario (MOA) alcanzó un máximo que no se veía desde 1988. Además de las tres principales cadenas de Soja, Maíz y Trigo, los complejos Carnes y cueros bovinos, Girasol, Cebada y Lácteos muestran una destacada performance exportadora en los últimos meses.

La elevada competitividad internacional y sostenida inserción externa permite sostener a la Argentina como primer exportador mundial de harina y aceite de soja, segundo exportador global de sorgo, tercer exportador de maíz, poroto de soja y aceite de girasol, entre otros podios en los que nuestro país se destaca en el mundo.

El sector agropecuario, parcialmente aglomerado en la cuenta Agricultura, Silvicultura y Pesca de las cuentas nacionales, reviste una importancia fundamental al aportar divisas para la sostenibilidad de las cuentas externas argentinas. En este sentido, además de su importantísima participación exportadora, el contenido importado de las exportaciones de este sector se ubica apenas en torno al 4%. Este guarismo es notoriamente menor al promedio general de la economía, casi del 7%. Además, se encuentra aún más lejos de las proporciones de importaciones de algunas ramas manufactureras con elevados eslabonamientos con el exterior. Muchos complejos manufactureros del agro también pueden encontrarse agrupados en el sector Productos alimenticios, bebidas y tabaco, que también dispone de un porcentaje de contenido importado menor al 5%.

Este elevado nivel de exportaciones netas de las cadenas agroalimentarias argentinas da oxígeno a la balanza de pagos. La muy pequeña proporción de importaciones sólo es inferior en algunos sectores de servicios, por definición no transables, como los servicios financieros, educación, hotelería y actividades inmobiliarias.

IV. Las industrias agro y sus multiplicadores sobre la economía.

El sector agropecuario también cumple un rol fundamental en el estímulo de actividad económica. Por cada $1 que sube la demanda de bienes finales del sector Agricultura, silvicultura y pesca, la actividad económica crece en $1,64, de acuerdo con la matriz insumo-producto desarrollada para Argentina por la OCDE. Esto se debe a los múltiples encadenamientos y efectos multiplicadores que genera el sector en el resto de la economía. Como referencia, este valor se encuentra por encima de los efectos que genera la administración pública y la mayoría de los sectores de servicios.

Los efectos multiplicadores son aún mayores en el sector Productos alimenticios y bebidas. Se estima que por cada $1 de incremento en la demanda de este tipo de bienes, la actividad económica crece $ 2,14 exhibiendo por tanto mayor dinamismo para impulsar el crecimiento de la economía que sectores como textiles, construcción, farmacéuticos y de productos electrónicos, entre otros.

V. Pese a la caída del 5% en el Valor Agregado Bruto de la cadena agropecuaria en el 2020, la participación de la agroindustria en el PBI argentino creció al 17%, un máximo más de 20 años.

El dramático año 2020, cuando el mundo debió enfrentarse a una pandemia de dimensiones no vistas en 100 años, significó un duro golpe actividad económica global. El desplome del petróleo arrastró consigo a los biocombustibles, y muchos proyectos de inversión quedaron relegados a la espera de un panorama más alentador.

El sector agroindustrial no resultó ajeno al contexto global, y el Valor Agregado Bruto (VAB) de la cadena agropecuaria sufrió un revés del 5%, tal como muestra el gráfico adjunto. Sin embargo, por ser una actividad esencial, esta caída es significativamente menor a la que sufrieron otras actividades, resultando en un incremento en la participación del agro en el Producto Bruto Interno argentino.

Respecto al VAB agropecuario en el 2020, la cadena de la soja (la más importante de las cadenas agro) explica gran parte de esta caída. Menor intención de siembra, déficit hídrico, menos producción, y la complicada situación de la industria del biodiesel en plena pandemia contribuyen a explicar este resultado.

De cualquier modo, de acuerdo con el elocuente trabajo de Lódola y Picón (2021), la participación de las cadenas agro en la economía nacional trepó al 17% del PIB en 2020, el nivel más alto que consta en los registros, que comienzan en 2002. De cara al futuro, con buenas perspectivas de recuperación, el 2021 promete ser un año de crecimiento económico y exportaciones al alza para las cadenas agroalimentarias del país.

Fuente: BCR News

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